domingo, 29 de mayo de 2016


Escapada rural

Cuando toca descansar y desconectar de la vida de la gran ciudad siempre elegimos un lugar tranquilo y en la naturaleza. Esta vez el lugar elegido ha sido Vega de Pas, un pequeñito pueblo de Cantabria, cerquita del Valle de Asón y al límite con Burgos.


Vega de Pas es una de las tres villas pasiegas constituidas en la época medieval. Sus monumentos más significativos son la iglesia parroquial (XVII) y el sanatorio del Doctor Madrazo, de principios del XIX y obra singular en su época. La plaza de Vega de Pas concentra también una gran belleza arquitectónica por sus casonas montañesas con balconadas. 




El "cuévano" es sin duda su principal signo de identidad y ocupa un lugar predominante en la peculiar vida pasiega. Lo mismo que las típicas "cabañas", construcciones rústicas con tejado de pizarra, mitad casa y mitad cuadra para el ganado, que son utilizadas temporalmente para la "muda". Así denominan los pasiegos al continuo cambio de cabaña en que viven en busca de los mejores pastos para su ganado.

El sobao y la quesada, los dulces autóctonos de Cantabria por excelencia, logran en este municipio su máxima exquisitez. Los pasiegos conservan las recetas caseras con el más riguroso celo y sólo las transmiten de generación y generación. Son igualmente extraordinarios su mantequilla casera y los quesucos pasiegos.

En esta ocasión nos hemos alojado en la "Posada La Braniza"  una antigua casona pasiega actualmente restaurada.
La decoración es la típica de una casa rural, con objetos antiguos pero bien conservados, sin grandes lujos pero muy acogedora.
 Dispone de 7 habitaciones donde dos de ellas tienen jacuzzi.
  
Nosotros nos hemos alojado en la llamada "Estallo" y la verdad que muy bien. El techo era un pelin incomodo ya que era la buhardilla de la casa pero la verdad que le daba un toque acogedor. El jacuzzi era enorme, de hecho hemos entrado los tres, más que un jacuzzi parecía una piscina.
 
 
 
En el precio de la habitación entraba el desayuno y nos hemos puesto las botas. Tostadas con mantequilla y mermelada, sobaos pasiegos, Jamón serrano, queso de la zona y por supuesto zumo y café. Todo casero y riquísimo, ideal para cargar pilas y empezar muy bien el día.
 

 
 
Nos encontramos en una de las tres villas pasiegas, rodeados de naturaleza, un entorno ideal para realizar diferentes actividades como senderismo, fotografía, ciclismo, deportes de aventura, visitas culturales.  
 

 

 


Y  no podía faltar, una visita gastronomíca a algún restaurante de la zona. En el pueblo hay 5 restaurantes y todos ofrecen comida casera de la zona. Nosotros probamos en dos y nos gustó más "Casa Frutos", situado en la plaza del pueblo. La comida era casera y rica y el servicio agradable.

Una buena comida en buena compañía nunca está de más.


                            Pimientos caseros con anchoas               Langostinos a la plancha

                              Solomillo al queso y chuletillas      Tiramisú y flan de orujo

La verdad que no hemos hecho gran cosa pero salir de la rutina y del bullicio del barrio viene bien para desconectar, cargar pilas y disfrutar de una forma más relajada de la familia.
 
¡¡¡  Hasta la próxima peripecia  !!!








No hay comentarios:

Publicar un comentario